Un gimnasio debidamente aromatizado reforzará la buena primera impresión en los visitantes, permaneciendo más tiempo y fidelizando, incluso reduciendo bajas y favoreciendo las altas.
Teniendo en cuenta las necesidades de cada espacio, el aroma debe propiciar la práctica deportiva, a la vez que relaja y neutraliza los olores desagradables que pueden causar molestias y desconfianza en los clientes.
No cabe duda de que las franquicias de gimnasios y centros deportivos han experimentado un importante crecimiento recientemente.
Han evolucionado hacia lugares de bienestar que, además de hacer ejercicio, fomentan el culto al cuerpo y disfrutan de múltiples experiencias que permiten a los usuarios relajarse y potenciar su entorno social.
El marketing olfativo también cobra cada vez más protagonismo en una tendencia que ha llevado a estos espacios a invertir en equipamiento, materiales e incluso diseño.